sábado, 20 de agosto de 2011

Aranceles mundiales


Parece increíble que a estas alturas del siglo XXI seguimos debatiendo si hay que imponer trabas o no al comercio entre países. Todavía se siguen empleando los argumentos más retrógrados, primitivos y cavernarios del mercantilismo que comenzaron a esgrimirse en el siglo xvii al efecto de bloquear transacciones de bienes y servicios a través de las fronteras, como si éstas fueran delimitaciones mágicas que modifican todos los principios de sensatez y cordura. 

La base central para derribar las trabas al comercio exterior es que permite el ingreso de mercancías más baratas, de mejor calidad o las dos cosas al mismo tiempo. Es idéntico al fenómeno de incrementos en la productividad: hace menos oneroso las erogaciones por unidad de producto con lo que se liberan recursos humanos y materiales para poder dedicarlos a otros menesteres, lo cual, a su turno, significa estirar la lista de bienes y servicios disponibles que quiere decir mejorar el nivel de vida de los habitantes del país receptor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario